La pobreza baja en Argentina del 53% al 38% tras el freno a la inflación
El Gobierno de Milei celebra la caída alcanzada durante los primeros seis meses de gestión del presidente ultraderechista
La estabilización de la inflación entre el 2% y el 3% mensual, junto a la parcial recuperación salarial de algunos sectores de la economía, provocaron una fuerte reducción de la pobreza, que se había disparado al inicio del Gobierno de Javier Milei. Los datos oficiales revelados este lunes indican que en Argentina un 38,1% de la población es pobre: la cifra supone una caída en 14,8 puntos porcentuales respecto de la medición previa, del 52,9%. “Tomen nota, mandriles”, festejó Milei en sus redes sociales y difundió un comunicado de la Casa Rosada celebrando el resultado de “las profundas reformas económicas impulsadas por el presidente”.
TOMEN NOTA MANDRILES.
— Javier Milei (@JMilei) March 31, 2025
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Los datos elaborados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) corresponden al segundo semestre de 2024 y surgen de la encuesta permanente de hogares, que abarca a 29,8 millones de personas residentes en aglomerados urbanos —en total, el país tiene unos 47 millones de habitantes—. El informe detalla que el 38,1% de pobreza incluye a 11,3 millones de personas. La indigencia —es decir, quienes no cuentan con ingresos para cubrir sus necesidades alimentarias— alcanza al 8,2%, unas 2,5 millones de personas.
El sector de la población más afectado es el de los menores de 14 años: el 51,9% de los niños es pobre y el 11,5%, indigente. La desigualdad social es también geográfica, ya que en el noreste y el noroeste argentino la tasa de pobreza llega al 47 y al 42,8%, respectivamente. En cambio, en la región patagónica, en el sur del país, cae debajo del promedio nacional, al 33,5%.
El Gobierno ultra celebró los nuevos datos por su contraste con los registrados en el primer semestre de 2024. En aquel momento se había producido el impacto de las medidas iniciales de Milei. El profundo ajuste fiscal, la brusca devaluación de la moneda nacional, la desregulación de la economía y el fuerte aumento de tarifas, entre otras cosas, habían disparado los precios un 25,5% en diciembre de 2023 y un 20,6% más en enero siguiente, dejando muy atrás a los ingresos. Como consecuencia, el Indec verificó que la pobreza había escalado del 41,7% en diciembre de 2023 —cuando asumió Milei— al 52,9% a mediados de 2024. En el mismo lapso, la indigencia había subido del 11,9 al 18,1%.
El comunicado difundido este lunes por la Casa Rosada responsabilizó al Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner (2019-2023) por “la pobreza sin precedentes” alcanzada a mediados del año pasado. Luego atribuyó la actual reducción de las tasas de pobreza e indigencia a “la lucha contra la inflación que ha llevado adelante el presidente”, así como a “la estabilidad macroeconómica y la eliminación de restricciones que durante años limitaron el potencial económico de los argentinos”.
Además de excluir a la población no urbana y de no tomar en cuenta gastos como el alquiler de vivienda o el acceso a educación y salud, la medición de pobreza e indigencia que realiza el Indec coteja los ingresos de las personas con el precio de alimentos y algunos servicios básicos, por lo que resulta profundamente afectada por la tasa de inflación y por la evolución de salarios y jubilaciones.
Los expertos advierten que esa metodología incrementa su margen de error cuando hay súbitos cambios en los índices de precios, como viene ocurriendo en Argentina. “Es posible que en la medición de Indec se haya exagerado la suba en la pobreza de comienzos de 2024, así como también se exagerará la baja ocurrida en el segundo semestre”, señaló antes de que se conocieran los nuevos datos el economista Leopoldo Tornarolli, investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad de La Plata.
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) señaló la incidencia de otro aspecto: “El uso de la apreciación cambiaria como herramienta para contener la inflación permitió una reducción temporal de la pobreza. Sin embargo, su sostenibilidad está condicionada a la estabilidad del tipo de cambio. Si la presión sobre el dólar aumenta y el Gobierno se ve forzado a devaluar, los precios —en especial los de los alimentos— podrían dispararse, deteriorando el poder adquisitivo y revirtiendo los avances en la reducción de la pobreza e indigencia”.
La Administración de Milei esperar cerrar lo antes posible un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que implique el ingreso de divisas y le permita aquietar a los mercados. Desde hace dos semanas los operadores financieros actúan dando por descontado que habrá modificaciones en el régimen cambiario y que eso implicará una nueva devaluación.
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